En primer lugar, más allá de reducir costos y ganar una buena reputación, tener un almacén sostenible es un deber para una compañía de logística.
Ya que trae aspectos positivos al mundo entero, como la utilización de fuentes de energía alternativa y el aprovechamiento de los residuos.
Si te estás preparando para tener una logística sostenible, esta información te interesa. Sigue leyendo.
Ciertamente, las encuestas indican que los consumidores prefieren que sus entregas sean más sostenibles.
Es más, en un estudio del 2021, Sifted indicó que el 91% de 500 entrevistados quiere un botón de envío ecológico y el 57% está dispuesto a pagar un valor adicional por tener esta opción.
Sin embargo, en otra encuesta, parcelaLab investigó el comportamiento de 50 marcas y concluyó que el 52% utilizaron envases de plástico para los envíos.
Como consecuencia, las empresas tienen una gran oportunidad para ganar la atención de nuevos consumidores, quienes buscan marcas sostenibles.
Al contrario de lo que se piensa, esto no significa altos costos, sino la opción de ahorrar usando menos papel en el embalaje.
Ahora veamos qué otras acciones tomar para tener un almacén sostenible y aprovechar este nicho de mercado.
Funciones óptimas en las instalaciones para un almacén sostenible
En un artículo para 2021, el sitio de noticias FreightWaves anunció las cinco tendencias para almacenes sustentables, entre las que incluyó las funciones óptimas en las instalaciones.
Estas se refieren a usar efectivamente los componentes de un establecimiento como luz, agua, equipos electrónicos, etc.
Para demostrar un caso práctico tenemos a Colgate-Palmolive, quien encontró una manera muy sustentable para tener un almacén sostenible en Burlington, Canadá, con un proyecto que les mereció el galardón Leed Zero (Leadership in Energy & Enviromental Design).
Al comienzo, el proyecto inició con la instalación de energía solar para reducir el uso de energía eléctrica y carbono.
Siguiendo con las innovaciones, para 2025 proyecta tener cero emisiones netas de carbono y para 2030, electricidad 100% renovable. Un buen ejemplo de lo que significa tener visión ‘ecologística’.
Vehículos eléctricos dentro de un almacén sostenible
Claro está que tanto fuera como dentro de las instalaciones de almacenamiento, los vehículos eléctricos se utilizan para ganar eficiencia.
En Quick ya lo hicimos. Añadimos a nuestra flota, vehículos que producen cero emisiones de CO₂, generan menor contaminación auditiva y contribuyen a la reducción de la huella de carbono.
En realidad, el transporte en la logística es uno de los principales generadores de emisiones de carbono, razón que ha llevado a muchas empresas a sumarse a la iniciativa de logística verde.
La logística verde es un nuevo concepto que pretende implementar estrategias para proteger el medioambiente sin afectar la operación.
Y si sumamos a los vehículos eléctricos la tecnología de Última Milla, los beneficios se multiplican, ya que contar con un software de gestión del transporte permite controlar el consumo de energía, optimizar el tiempo de recorrido y mucho más.
Automatización y bienestar para un almacén sostenible
Así como ocurre con el transporte, en el almacenamiento, la tecnología de automatización es una ventaja para cualquier negocio.
A partir de la tecnología, se puede hacer más ágil un proceso que antes se consideraba tedioso y adicionalmente, prevenir accidentes.
De hecho, así le ocurrió a Frito-Lay al implementar Kinetic, un hardware con el que se pueden evitar accidentes o enfermedades laborales.
Durante el programa “Beyond Zero – Pursue Positive” y con el uso de esta tecnología, Frito-Lay redujo un 19% las lesiones laborales y un 67% la pérdida de horas de trabajo.
Ahora bien, viéndolo desde el ámbito internacional, las normas ISO contemplan 3 estándares para que toda empresa lleve su gestión de manera adecuada: la calidad (ISO 9001), la seguridad y salud en el trabajo (ISO 45001) y el medio ambiente (ISO 14001).
Por lo tanto, esta es una razón más para tener en cuenta el bienestar tanto del planeta como de los colaboradores.
Ubicación y dark stores para un almacén sostenible
Siguiendo con los consejos, un punto crucial para tener un almacén sostenible es la ubicación y es aquí donde las dark stores o tiendas ocultas entran a jugar un rol importante.
Estos son sitios donde se almacenan productos muy vendidos y que suelen estar en centros urbanos donde se registran mayor número de compras. Pero contrario a las tiendas comunes, las dark stores no están abiertas al público.
En primer lugar, son una buena estrategia para llevar el pedido a los consumidores en menor tiempo, gracias a la cercanía de estas tiendas al punto de entrega.
En segundo lugar, y en términos de sostenibilidad, también son un plan brillante.
Es más, en Quick ya utilizamos las dark stores para algunos de nuestros clientes, ofreciéndoles velocidad y menor consumo de combustible de los vehículos que transportan la mercancía, gracias a que recorren distancias más cortas.
Reciclaje para un almacén sostenible
Por último, no podíamos olvidarnos del reciclaje, una actividad tan común en casa que a veces olvidamos aplicar en las empresas porque requiere una organización.
A continuación te sugerimos seguir estos pasos para llevarla a cabo sin excusas:
- Identifica los recursos que tienes y qué cantidad necesitas
- Programa una fecha para recoger los recursos que se puedan reutilizar
- Separa los residuos según el tipo para reciclar
- Integra a toda la comunidad que hace parte de tu organización
Siguiendo con involucrar a la comunidad, FEMSA maneja una política de reciclaje con sus clientes.
Debido a su política, FEMSA recolecta los productos dañados en las tiendas y los lleva de vuelta a los centros de distribución, demostrando que es posible reciclar y reutilizar, al mismo tiempo que ahorrar costos operativos.
Y ahora que conoces las maneras de lograr un almacén sostenible, es momento de que las pongas en práctica.
Recuerda que la sostenibilidad empieza por los mismos trabajadores. Tener una cultura verde en la que se promueva el reciclaje o el uso de energías renovables es el primer paso para llegar al 100% de la ‘ecologística’.